DE PASEO POR CAMPBELLTON, ATHOVILLE Y McLEODS
El nombre de la provincia de Nueva Brunswick se inspira del arcaico nombre ingl�s Braunschweig, una ciudad del norte de Alemania. El primer europeo que lleg� por esos lares fue el explorador franc�s Jacques Cartier en 1534 y durante m�s de 150 a�os los franceses mantuvieron all� su presencia. Toda la regi�n de las Mar�timas y una parte de lo que es hoy el estado de Maine, en Estados Unidos, formaron parte en esa �poca de la colonia francesa de Acadia. Despu�s de la toma del Fuerte Beausejour a principios de 1755, las autoridades brit�nicas de Halifax autorizaron la primera deportaci�n de la poblaci�n franc�fona de Acadia y en 1763 extendieron su control en todo el territorio de lo que se conoce hoy como Nueva Brunswick. Pablo G�mez Barrios del equipo latinoamericano de Radio Canad� Internacional visit� a fines de enero y principios de febrero del 2008 el norte de Nueva Brunswick para ir al encuentro de los latinoamericanos que viven en esa parte de Canad�.
Un cubano en Campbellton
Cuando Michael Marcelo Berdesia conoci� en Cuba a Rachel, una canadiense de Acadia que hoy en d�a es su esposa, no se imagin� que un d�a se encontrar�a en la peque�a ciudad de Campbellton. Hoy, un poco m�s de 3 a�os despu�s de haber salido de su Cuba natal y con el peque�o Anthony, de dos a�os, en sus piernas, nos explica como ha sido su proceso de integraci�n a la sociedad canadiense.
Una argentina en Atholville
Deborah Blumenkranz Cormier conoci� a Roger Cormier, su esposo, durante una vacaciones en Rep�blica Dominicana. Fue amor a primera vista. Hoy, 13 a�os m�s tarde y a miles de kil�metros de su Buenos Aires natal, Deborah vive en Atholville con su esposo y sus tres hijos: Maya, Maeva y Ezequiel. Ella nos explica su transici�n de Buenos Aires a Atholville, esta peque�a localidad de solo 1311 habitantes.
Un dominicano en McLeods
Julio Sol�s trabajaba en turismo y hoteler�a en Rep�blica Dominicana cuando conoci� a Danielle, una quebequense que se encontraba de vacaciones en Quisqueya. Se enamoraron y despu�s de varios viajes entre Canad� y Rep�blica Dominicana para escapar sobre todo a los rudos inviernos canadienses, Julio y Danielle terminaron estableci�ndose en McLeods. Una peque�a comunidad que tiene solo tres calles, donde viven unas 200 familias. �l nos habla de su vida y su trabajo en esta parte de Canad�.
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